Bill Watterson es el creador de uno de los cómics más geniales que he leído jamás: "Calvin y Hobbes", una tira cómica sobre un niño y su tigre de peluche. Las aventuras de estos dos personajes están cargadas de filosofía (de algún sitio vienen los nombres de los protas), y aún así no escasean en anécdotas divertidas y situaciones absurdas. Es un cómic que lo tiene todo para gustar tanto a niños como a adultos. A mí me maravilla por la imaginación del dibujante, capaz de ponerse en la piel de un niño gamberro, un tigre sensato, unos padres desquiciados...
En cuanto a su estilo puedo decir que es algo más sencillo que el de otros de mis dibujantes favoritos, pero es de lo más versátil y expresivo. Especialmente cuando se trata de dibujar muecas (como la famosa tira de Calvin frente al espejo).
Una de mis posesiones más preciadas del mundo del cómic (junto a los libros de Christopher Hart y todo lo que sea de Pepe Larraz) es un volumen especial de "Calvin y Hobbes" en el que cada tira cómica viene con un comentario del autor. Es impagable. Con lo que yo adoro los "making of". Es una gozada saber en qué se inspiró o qué cosas le gustan o no de cada uno de sus cómics.
Bill Watterson llama la atención en el mundillo por haberse mantenido fiel durante años y años a su negativa de ceder derechos para hacer merchandising de su obra. No existe un sólo producto oficial con la estampa de Calvin y su tigre. Incluso se le ofreció una serie de televisión pero Bill se negó a que deformaran a sus personajes y los convirtieran en objetos de consumo al estilo Disney. Y aunque me encantaría hacerme con una camiseta de Calvin y Hobbes, admiro enormemente la decisión del autor. Es capaz de poner por delante la integridad de su obra antes que optar por el dinero fácil.
Es un gran referente, y sus personajes me parecen una verdadera genialidad, totalmente míticos. A pesar de tratarse de un niño y un peluche, son personajes tan complejos y bien diseñados. Más de uno pagaría por conseguir protagonistas con una dinámica tan buena.
Por cierto, uno de mis recursos favoritos del autor, es su forma de plasmar los sueños o divagaciones de Calvin. Cuando hace esto, su estilo de dibujo se vuelve muy realista, dando lugar a seres y personas que parecen sacados de un cómic adulto pero sumidos en situaciones completamente surrealistas. Me encanta cuando experimenta con el estilo en esos momentos concretos. Ah, y los capítulos en los que Calvin queda al cuidado de la canguro son de mis favoritos. Las mil trastadas que sufre Rosalie son una gozada. Otra cosa genial es, que a pesar de tener un estilo aparentemente sencillo, Bill se las arregla para dibujar todo tipo de poses y escenas dinámicas. Es un absoluto maestro del arte secuencial.
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