sábado, 10 de octubre de 2009

Érase una vez una italiana loca

Me hallaba yo paseando a Francisquita Paca (alias Curra) por el parque cuando algo fuera de lo normal sucedió. Estábamos tiradas en la hierba, yo trataba de engañar a la susodicha con una golosina para que se estuviese quieta y se dejara cepillar el pelo ... cuando de repente una figura aparece en el horizonte: Una chica. Joven, veintitantos años, pelo corto y de punta en una cresta, gafas de pasta, camisa de tirantes y tez morena. La chica en cuestión viene corriendo en nuestra dirección. Yo me sorprendo y miro hacia atrás esperando ver hacia quién se dirige la eufórica mujer.

("¡No dejes que la italiana loca me vea!)

"CHAO! CHAO!" empieza a gritar con una sonrisa de oreja a oreja. Y nada, que no veo a nadie en los alrededores. Entonces la chica derrapa y con los brazos abiertos se dirige a Curra: "¡CHAOOOO!" Y entonces yo pienso "ay, la pobre, se ha equivocado de perro y está buscando a uno que se llama Chao" Entre tanto la chucha orejíl que es Curra, sale al encuentro de la chica y comienza a saltarle encima como si la conociera de toda la vida. Cosa que sólo hace con personas con las que tiene confianza. Tras un efusivo encuentro humano-canino, la muchacha se dirige hacia mí y me suelta una palabreja extraña en otro idioma.


O____O


Yo, ojiplática perdida niego con la cabeza. Ella repite la palabra. Al fin recupero el control sobre mi cuerpo y le digo que no la entiendo. La chica, aun feliz de la vida comienza a meditar sus próximas palabras y finalmente empieza a chapurrear en español: "¿Qué ... raza es?" Yo sigo flipando, es italiana. Admiro cómo consigue soltar la frase que deseaba después de tanto esfuerzo. Yo le respondo "Es una mezcla" y la chica sonríe feliz de la vida. Me explica que Curra se parece mucho a su perro y que lo echa mucho de menos.

Entre tanto, un grupito de italianos esperan a su desertora compañera en una fuente cercana. Todos parecen resignados y divertidos por la situación por lo que deduzco que no les sorprendió la reacción de su amiga. Alguno de ellos la llama tratando de hacer que esta vuelva con ellos y puedan seguir su camino pero nada, no hay manera. Ella quiere jugar con el perrito.

Pasados los primeros momentos de euforia, Curra vuelve actuar con normalidad y huye de la simpática italiana. La amiga no se da por vencida y se pone a perseguirla por el parque ante la avergonzada mirada de sus compañeros de viaje. Me apiado de ella y le doy una de las golosinas de Curra para que por fin consiga alcanzarla. La italiana feliz achucha a Curra, la despeluja, la cepilla, la abraza y la besuquea gritando continuamente "Ciao!" Varias veces hace intento de irse con su grupo pero inevitablemente vuelve corriendo y se abraza a la traumatizada perrita.

Finalmente la suelta y se despide de las dos (más de Curra que de mí xD) siguiendo a sus compañeros sin dejar de mirar atrás emotivamente. Todo esto sucedió en cosa de 10 minutos pero fue tan inesperado e intenso que me dio la sensación de que se había parado el tiempo sólo para que la italiana feliz se encontrara con Curra. Rarísimo.

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