Where is Julipy?

Tal y como prometía, ha llegado el momento de hacer oficial mi nueva etapa como estudiante de animación. Sí, así es, tras cuatro satisfactorios años de comunicación audiovisual, doy salto a la animación. Hay quien pensará que he estado perdiendo el tiempo. En mi defensa (aunque no necesito excusa) diré que disfruté enormemente la carrera y que la experiencia completa me ha ayudado a crecer de mil maneras. Como dije, repetiría sin dudarlo.

El caso es que pese a no arrepentirme en absoluto, siempre tuve aquella inquietud de no haber sido lo suficientemente valiente de probar suerte en el mundo del dibujo, mi gran pasión. Allá por tercero de carrera descubrí que existían vías alternativas para formarse más allá del estudio de las bellas artes. Y finalmente me decidí. Cuarto fue mi año de despedidas y de intensa documentación y criba hasta dar con mi nuevo hogar: ESDIP.

Ya llevo dos meses aproximadamente en Madrid. Sí, el lugar que me aterrorizaba. Menos mal que pese a todo parece que soy más flexible de lo que pensaba. Ahora comparto piso con una cretina cantante que me alegra los días y cuido con mucho mimo el contacto con los amigos que me han llevado hasta aquí. Y os preguntaréis ¿Pero qué tal lo de animación?

Estudiar en ESDIP está siendo justo lo que deseaba: creatividad, buen rollo, unos profesores que son unos genios en lo suyo, cursos, charlas y compañeros de clase que comparten mi pasión. Recuerdo una entrada que escribí hace tiempo... y la verdad es que es un gustazo comprobar que he dado con lo que andaba buscando. La única pega que puedo señalar (además del precio... que una viene de ahorrar hasta en matrícula) son las pocas horas de trabajo presencial al día, pero se aprovechan con intensidad cuando entras con tantas ganas. Las asignaturas son una maravilla. Cada día aprendo algo nuevo en dibujo y babeo con los ágiles trazos del profesor. En animación nos enfrentamos a los retos más imponentes y a la vez más agradecidos de realizar. En anatomía veo las estrellas intentando descifrar las correcciones del profesor, pero todo hay que decirlo, como experiencia nueva es de lo más provechosa. Y con flash ganamos años de vida con las risas que nos echamos. Además siempre motiva el empezar a dominar un nuevo programa.

¿Y qué es lo mejor? Que con tan sólo un mes ya he podido comprobar una serie de cosas importantes:

• Por primera vez en mi vida recibo clases sobre algo que siempre he ejercitado de forma autónoma. El paso de absoluta libertad a cumplir con plazos, ejercicios y demás requisitos no está siendo para nada traumático... y me alegro muchísimo.  
• La animación tradicional es tan lenta y costosa como imaginaba. Pero vale la pena. La sensación de ver tus propios dibujos en movimiento es indescriptible.
• Las comparaciones entre compañeros de clase son terribles pero inevitables. Sorprendentemente, mi legendario pesimismo ha dado paso a una mentalidad zen que sólo me permite pensar "Ahora más que nunca puedo mejorar más rápidamente".
• Pensaba que el hecho de pasar de estudiar temarios, folios, presentaciones, apuntes... a dibujar, dibujar, dibujar... acabaría por dejarme seca de ideas ¿Y si dibujar dejase de ser mi afición? Por el momento puedo decir que no ha pasado. Es más, ahora precisamente estoy en una de esas ansiadas etapas de inspiración.

En definitiva. No me equivoqué y creo que todo indica a que ahora tampoco. Es pronto para juzgar pero las primeras impresiones están siendo muy buenas. Me despido con una sonrisa de satisfacción y mis últimos trabajos de clase y enredos caseros (aunque algunos van un poco acelerados, me temo!)

Esto y otros quince así se convierten en:

Práctica de animación: Momento béisbol con incómoda subida de pierna

Práctica de Flash: Cortinilla de American Horror Story para Cuatro.

¿Tom Haverford?

Dibujos caseros estáticos usando Flash. Sí, ése es Stromae.  

Práctica de animación: Parkour (versión errónea con frenazo en la pared)

 Mi pesadilla particular en anatomía