Me levanto temprano (temprano considerando la
cantidad de sueño acumulado a lo largo del caótico fin de semana de fiestas)
esperando a que mi bendita madre llegue y se disponga a darse la paliza
de llevarme a Mérida para asistir al
fallo del jurado del concurso de ilustración literaria. Hora del evento:
a las 13:00 en la feria del libro en el parque "Lopez de Ayala" alias
"de los enamorados".
Mi señora madre llega a las 12 y 15. Soy consciente de que vamos con el tiempo pegado al culo teniendo en cuenta que somos muy propensas a perdernos y no tenemos ni idea de dónde está el lugar. Pero decido no meter presión porque los resultados suelen ser catastróficos. Hacemos el camino entre risas y llegamos a Mérida. Son las 13:05. Sudores fríos.
Mi señora madre llega a las 12 y 15. Soy consciente de que vamos con el tiempo pegado al culo teniendo en cuenta que somos muy propensas a perdernos y no tenemos ni idea de dónde está el lugar. Pero decido no meter presión porque los resultados suelen ser catastróficos. Hacemos el camino entre risas y llegamos a Mérida. Son las 13:05. Sudores fríos.
Estamos a las afueras y no tenemos idea de a dónde debemos ir. "PREGUNTA A ÉSE HOMBRE!" grita Mercedes. "Ése hombre" me mira horrorizado cuando bajo la ventanilla y durante una fracción de segundo distingo perfectamente la mosca que revolotea en el interior de su cabeza cuando le pregunto por el parque en cuestión. "Esa calle a la derecha". Mi madre encantada se pone en camino. Yo ya puedo asegurar que se acaba de inventar la dirección. Giramos la calle y en efecto no hay parque alguno... no hemos cruzado ni uno de los puentes y algo me dice que la feria del libro se debe de celebrar en algún lugar céntrico.
Seguimos avanzando y la reina y señora de mi madre decide que no hay mejor opción que preguntar a dos kanis terroríficos que se acercan hacia nosotras. "NOPARESNOPARESNOPARESNOPARES" grito mientras la sangre de mi sangre baja MI ventanilla dejándome a merced de esos seres. Ante esta situación saco la mano, levanto el dedo índice cual consumidora de McAuto y pongo morritos para pronunciar un sonoro PERDONE cuando un berrido increíble alerta a los dos especímenes y los desvía radicalmente de nuestra dirección. Subo la ventanilla aprovechando la absurda situación "VÁMONOSVÁMONOSVÁMONOS".
13:10. Seguimos dando vueltas en busca de un alma que camine por la calle un domingo. Un señor en la lejanía. Yo a mi madre: "PREGUNTA AL DE LA POLLERÍA, QUE ÉSE TIENE QUE SABER!" Mi madre a mí: "JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!" y por supuesto, no para. Acabo preguntando a otro tipo parecido al primer especimen que se horroriza ante mi pregunta. Al final una amable señora nos encamina y por fin cruzamos el puente.
13:15. Buscamos un parking por el centro, pero ni eso sale bien. Al final aparcamos en véte-tú-a-saber-dónde y echamos a correr en busca del parque. Nos damos cuenta de que no hemos mirado el nombre de la calle donde dejamos el coche, sólo recordamos un tal "hotel Roma". Corremos. "Mamá, creo que deberíamos subir por esa calle" "¡Que no, que el centro está hacia abajo!" Seguimos corriendo. Sube una cuesta. Bájala. Ni rastro de puestos. "PUES MANDA COJONES QUE LOS DEL CONCURSO LO ORGANICEN EN UN SITIO CON UN NOMBRE QUE LA GENTE NO CONOCE"
13:20. Encontramos la feria. Encontramos el stand. Nos empotramos contra la puerta. Tiramos de ella. Hacemos ruido. No se abre. La gente nos mira. Un señor abre la puerta. Mamá: "Uy, creo que conozco a la que está hablando, se llama Rosa y es profesora de francés". Perfecto. Le pasan el micro a otra señora y dice "Muchas gracias por haber venido, a los ganadores, a los finalistas. Ha sido un gran acto. Seguiremos trabajando en iniciativas como estas FIN"
O___O ... La gente aplaude. La gente se levanta con sus libritos y sus premios. Mi madre me mira. Yo miro al vacío. "Julia lo siento..." "No pasa nada... no me importaba mucho..." sigo mirando al vacío. "Si te importaba... lo siento" "No sé ni quién ha ganado... espero que no haya sido yo...".
Nos acercamos a los organizadores. Una señora muy amable me da un lote de libros y me dice quiénes han sido los ganadores. Mi nombre no está ahí. Uf... Mi madre se acerca a la otra señora "¿Te conozco?" "Ay pues me suena tu cara" "¿Eres Rosa profesora de francés?" "No." "Ah."
Nos damos la vuelta y vemos la exposición. Saludo al encantador El Chico Toxico y volvemos a actuar con esa infumable vergüenza que algún día habrá que remediar. Mi madre me vuelve a pedir perdón. Yo insisto en que no pasa nada. Probablemente no se lo cree. En realidad yo sólo pienso en lo absurdo de la anécdota y en lo que me voy a reir recordándola. Vemos los dibujos, vemos los puestos, nos llevamos aún más libros, comemos...
Y como la visita express no podía acabar así... cuando nos ponemos de vuelta caemos en la cuenta de que... NO SABEMOS DÓNDE ESTÁ EL COCHE. Hora de la siesta. Mérida vacío y sólo sabemos que el coche estaba LIGERAMENTE CERCA de un hotel Roma y en zona azul. Pateamos las calles cargando los libros, nos reímos, nos desesperamos, me pregunto si el coche tiene un chip localizador o algo porque ya nos veo haciendo una petición a los satélites de google maps para encontrarlo... Al final damos con él. Casi entre lágrimas nos acercamos al bendito coche cuando una señora nos aborda y nos pregunta que "Dónde hay una multitienda abierta?". Me quedo con las ganas de decirle que no sabíamos ni DÓNDE ESTABA NUESTRO COCHE!
Y así y todo, nos ponemos de vuelta a Badajoz. Y la verdad es que no cambiaría nada. Menudo diíta, mamá.
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