sábado, 19 de septiembre de 2015

Bendito norte

¡No me puedo creer lo muerto que ha estado el blog! ¿Nada desde Mayo? ¡Como si no hubieran pasado cosas entre medias! En fin, la verdad es que ha habido de todo: mucho dibujo, muchos proyectos, amigos, abandonos de #soledad, fin de curso, segundas adolescencias y ¡Viajes! Y no cualquier viaje, ¡Viajes al norte de España! Con lo fan que soy yo de estas tierras.

De modo que como ya iba siendo hora de subir algo al blog, os dejo con mi homenaje personal a estas escapadas norteñas.


Vigo / Oporto

Cuatro días entre amigos y dos ciudades por descubrir dan mucho de sí. Muchísimo. Hay mil anécdotas y sucesos divertidos que compartir, pero a la hora de dibujar he preferido inmortalizar uno de los momentos más surrealistas. Aquel regreso al hostal de Vigo en el que descubrimos un incierto (y larguísimo) recorrido de pasos ensangrentados que a la mañana siguiente nos marcarían el camino hasta la estación de autobuses. Nota importante: las huellas hacían una dramática parada en zig zag en la misma puerta de nuestro hostal para después continuar calle abajo. 
 
Asturias

Con Asturias, como no puede ser de otra manera toca quedarse con el momento idílico. Si ya tenía fantásticos recuerdos de años atrás, esta vez ha sido la confirmación definitiva. El verde, el viento, las playas vacías, el acento, sus encantadores pueblos y ciudades. Ahora ponte que vuelves a casa de noche, te paras junto a la playa bajo un cielo repleto de estrellas, empieza a sonar Ronan Keating... Jajaja no, no, realmente no hace falta banda sonora porque la escena ya es de diez.



Bilbao (bueno, San Juan de Luz)

Primera vez en el País Vasco y enamoramiento inmediato gracias a su gente, su ambiente, su comida y el hecho de estar en la mejor compañía posible. Si encima cuentas con la oportunidad de hacer una escapada a Francia para visitar un pueblecito de ensueño ¡Apaga y vámonos! Del viaje a Bilbao, me quedo con el momento más divertido, que irónicamente sucedió al otro lado de la frontera. Entramos en una recargada iglesia donde Dios parecía mandarnos callar cada cinco minutos. Imaginad la estampa si dos de tus amigos se quedan fritos y los otros dos restantes estallan en carcajadas imaginando todo tipo de cosas inoportunas.

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