martes, 11 de noviembre de 2014

Fragmentos - Neverwhere


Más tarde sólo recordaba la sensación de que estaba a punto de dejar un lugar pequeño y racional, un lugar que tenía sentido por otro sitio enorme y antiguo que no lo tenía (...)
Cuando llegó, Londres le pareció enorme, peculiar, esencialmente incomprensible, un lugar en el que sólo el mapa del metro, esa exposición topográfica elegante y multicolor de líneas y estaciones de ferrocarril subterráneas, le daba una apariencia de orden. Poco a poco, se dio cuenta de que el mapa del metro era una ficción práctica que hacía que la vida fuera más fácil pero que no tenía el más remoto parecido con la realidad de la forma de la ciudad de arriba (...)
A Richard las demostraciones de auténtica violencia solían ponerle nervioso. No obstante, observar a esta mujer en acción le resultó excitante, como si ella estuviera encontrando una parte de él que él no había sabido que existía. Parecía totalmente adecuado, en ese espejo irreal del Londres que él había conocido, que eslla estuviera allí y que estuviera luchando tan peligrosamente y tan bien (...)
-¿Cuántos años tienes?- Preguntó Puerta. Richard se alegraba de que lo hubiera preguntado; él nunca se habría atrevido.
-Tantos como mi lengua - dijo Cazadora, recatada-, y algunos más que mis dientes (...)
¿Estaba soñando? Palpó el asiento de pástico rojo y duro que tenía debajo, dio una patada en el andén con los zapatos, que tenían una costra de barro (¿de dónde había salido ese barro?), se tocó la cara... No. No era un sueño. Estuviera donde estuviese, aquel lugar era real. Se sentía raro: distante y deprimido, y terriblemente, extrañamente apenado (...)

 Neverwhere - Neil Gaiman

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