sábado, 9 de marzo de 2013

Un fin de semana más

Julia teclea alegremente en su habitación. Tiene los cascos puestos y está escuchando música. Son las cinco de la tarde. De repente un golpe fuerte. Se espera... nada. Diez segundos después la música se interrumpe con el grito desgarrador de su compañero de piso.

Jorge: ¡¡JULIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!

Julia se quita los cascos y echa a correr con el corazón en un puño. Cruza el pasillo, la cocina, el salón... Jorge está en la entrada que está anegada de agua... negra. El pobre ponferradino lucha con una toalla intentando parar tres chorros de agua a presión que salen del radiador.

Jorge: ¡¡¡SE HA PICADO ÉSTE TAMBIÉN!!! ¡TENEMOS QUE HACER ALGO!

El pánico se adueña de los dos compañeros de piso, que pierden un tiempo valioso corriendo por la casa y gritando sin control cual Phoebe en Friends. Se dedican a abrir ventanas y rastrear en busca de toallas. Vuelven a la zona accidentada y Jorge no duda en lanzarse al suelo y empezar a empapar los trapos y escurrirlos. Julia se acerca al radiador:

Jorge: ¡¡NO LO TOQUES POR DIOS QUE ESTÁ HIRVIENDO!! ¡LLAMA A LA CASERA!

Julia se lanza a por su móvil y llama a la susodicha. Alguien coge el teléfono. Julia suelta la perorata de carrerilla y cuando quiere darse cuenta descubre que le han colgado. Segunda llamada, la casera dice que está fuera de la ciudad y no puede hacer nada. Gritos.

Julia: ¡¡QUE DICE QUE MANDA AL HIJO, QUE NO PUEDE HACER NADA MÁS!! ¡JORGE POR DIOS! ¿LLAMAMOS A LOS BOMBEROS?

Jorge: ¡COGE EL CUBO!

Julia corre y empieza a llenar el cubo de la fregona y a echarlo por el patio. Una, dos, tres... mil veces. No para. Desaparece de la zona y trae el cubo de la basura, empieza a llenarlo una y otra vez... La entrada sigue inundándose. Ya no se ve el suelo, todo es negro. El agua a presión empapa muebles y armarios y rocía la ropa de los pobres estudiantes. 

Jorge: ¡¡JULIA, JULIA!! ¡EL CUBO TIENE UN AGUJERO ENORME!

En efecto. Recogía mucha agua, pero otra tanta acababa de nuevo en el suelo. Julia corre, trae la tinaja que tantas risas ha provocado en las últimas semanas. Los dos amigos se afanan en parar el chorro de agua. Nada. Necesitan más trapos que empapar. Julia chapotea hasta el salón y en una auténtica demostración de irracionalidad, agarra el mantel de la mesa y el de plástico y los echa al agua. Flotan. 

Jorge: ¡¿ESO ERA EL MANTEL?!

Julia vuelve a aparecer y cada vez tira más cosas al agua.

Jorge: ¡AH! ¡¿LA FUNDA DEL SOFÁ?!

Chof. Ahí va la otra.

Pasan diez minutos y los gritos son insoportables. El agua no para, el vapor humedece aún más el ambiente, la puerta principal no se puede abrir por miedo a inundar toda la planta. Jorge lucha por hacer que el agua no llegue a la cocina y a la nevera. Julia se mete de lleno en los chorros del radiador vaciando cubo tras cubo. De repente...

Jorge: ¡¡JULIA, LOS VECINOS, ESTÁN HABLANDO POR EL PATIO, MIRA A VER QUÉ DICEN!!

...



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